El domingo 8 de junio volvimos a comprobar que estamos completamente locos, trepamos una montaña de 3500m de altitud hasta llegar a un pueblo llamado San Mateo de Otao en la provincia de Huarochirí.
La ruta fue un martirio, dura, inmisericorde, altamente exigente y casi suicida, pero al margen de todo eso fue emblemática, épica y espectacular.
Estuvimos al máximo, pusimos a prueba nuestra voluntad, pedaleamos con el corazón y dejamos el alma en esas montañas.
De los 15 ciclistas que partieron de Chosica (800msnm) sólo 11 conquistaron Otao (3500msnm). Fueron 45Km de trepada interminable. Partimos a las 10am y con la noche a cuestas y el cuerpo maltrecho llegamos a la cumbre a las 6 de la tarde. A esa hora, la única tienda del pueblo (el rinconcito Otaíno) fue la salvación para los 11 cicloviajeros que traían todo el hambre del mundo a sus espaldas. La señora Karen de la Cruz, con la diligencia de una madre abnegada, no dudó un segundo en atender a los recién llegados y socorrerlos con sopa de casa, panes con huevos fritos y café bien caliente para mitigar el intenso frío de la región, incluso a uno de nuestros compañeros le regaló una chompa de lana para que no sucumbiera a la Helada.
Los dueños de casa nos aconsejaron no descender por Callahuanca por tratarse de un camino inseguro, así que decidimos retornar por el mismo lugar. Cerca de las 8.30pm nos soltamos a rodar en caída libre por las empinadas cuestas de Otao, llegando a Lima ya de madrugada.
Es importante destacar la proeza de nuestro amigo Jesús Sucapuca, quien hizo la trepada completa desde Lima, cubriendo una ruta de 150Km a bordo de un pedal. Él, ciertamente, el domingo 8 de junio, trepó en bicicleta y en un solo acto una montaña de 3500m de altura. ¡Grande Jesús! Eres lo máximo.
Ver álbum de fotos aquí: San Mateo de Otao, 3500msnm
Atte.
Dúbert Díaz Ramírez.
Presidente de RodandoPerú.
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